Aunque uno se lave las manos y mantenga limpio el escritorio, al final el teclado acaba sucio. Algunas normas básicas para su limpieza:
HUMEDAD: El agua es veneno para la electrónica de los teclados, así que los paños tienen que estar apenas húmedos, nunca mojados, explica Georg Schnurer, de la revista especializada c’t. «Hay que estrujarlos hasta que no caiga agua», dice.
EN SECO: Una alternativa es un paño seco y limpiacristales, que tiene la ventaja de que se evapora rápidamente, señala Schnurer. Lo importante es que hay que rociar el limpiacristales en el paño y no sobre las teclas, entre las que podría colarse y causar daños.
SACAR LAS TECLAS: Es muy difícil limpiar en los espacios entre las teclas, por lo que una opción es extraerlas y meterlas en el lavavajillas dentro de un neceser. «Salen relucientes», señala Schnurer. Antes de quitarlas, mirar las instrucciones del aparato para estar seguro de que son teclas extraíbles. Y hacer una foto del teclado para estar seguro después de colocar las fundas en su sitio.
UN MITO: Hay quien dice que si se tiene un teclado antiguo es posible evitarse el sacar las fundas y meter todo el aparato en el lavavajillas. Se trata de un mito con un origen real: «Las primeras versiones de los teclados de IBM en efecto sobrevivían a esta maniobra», explica Schnurer. Pero se trata de teclados de hace 25 años e incluso para estos modelos el lavavajillas es peligroso. Quien meta hoy cualquier teclado en el lavaplatos lo puede tirar después. «Queda totalmente destrozado», señala el especialista.
FUENTE: dpa
10 de noviembre de 2015
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