En Japón, la serie de videojuegos Monster Hunter es un éxito desde hace años, pero en Europa y los Estados Unidos es un
título de nicho. Monster Hunter: World quiere cambiar esta
situación y abrirle paso al mercado masivo pero hace falta paciencia
y perseverancia para descubrir las buenas cualidades del juego.
Está dirigido a jugadores experimentados con ganas de meterse en materias complejas. Y eso que la idea inicial es bastante sencilla: como parte de una expedición, los jugadores acaban en un mundo extraño con un personaje creado por ellos mismos. Se trata de un lugar lleno de peligros y secretos pero, sobre todo, de monstruos enormes.
El objetivo es cazar a los monstruos, jugando siempre desde una
perspectiva de tercera persona. Los éxitos consiguen honor y gloria,
así como trofeos como huesos y piel de los monstruos con los que el
jugador puede construirse más equipamiento.
Hasta aquí nada muy novedoso. Lo diferente en este juego es que los desarrolladores crearon sobre la base de esta idea sencilla una montaña de sistemas complejos y conectados entre sí: para encontrar a los monstruos hay que leer sus huellas y recopilar información. Para ser lo suficientemente fuerte para la caza hay que encontrar armas poderosas, diseñar ropa de protección y saber que uno no ha terminado ni siquiera cuando llega a la jungla.
Allí las cosas son aún más complicadas: hay que recopilar plantas y
materias primas, observar animales, descubrir secretos. Si el arma se
desafila, se la vuelve a poner en forma con una piedra de afilar.
También hay que recoger provisiones, aunque el cocinero quiere
únicamente los ingredientes adecuados.
Y luego llega el complicado sistema de lucha, con 14 armas desde el
arco a un hacha plegable. ¿Y ya mencionamos el encantador gato que camina en dos patas que acompaña y apoya al jugador pero que
naturalmente exige cada tanto renovar su equipo?
Monster Hunter: World se esfuerza en explicar al jugador todos
estos sistemas pero, pese a ello, uno acaba bastante desorientado. No hay un verdadero tutorial, sino sobre todo textos y avisos sobre
combinaciones de teclas que titilan intensamente pero que agobian y confunden a los cazadores inexpertos. Combinado todo esto con una interfaz recargada y menús complejos cuyos textos son muy pequeños para televisores normales, en general no deja una buena primera impresión.
Pero quien consigue superar estas dificultades iniciales, recibe su recompensa. Porque los complejos sistemas del juego no existen porque sí, sino que son un engranaje bien engrasado. Con el resultado de que el jugador obtiene éxitos constantes mientras tiene total libertad para decidir cómo seguir sus metas.
Y hay muchas, porque hasta que se consigue matar al último
monstruo y se han investigado todos los misterios del nuevo mundo
pasan decenas de horas. El corazón del juego son los dramáticos combates con los monstruos grandes y pequeños. Y también requieren de cierto tiempo de acostumbramiento, porque apretar los botones como un loco no sirve aquí para conseguir algo. Solamente tiene éxito quien planifique cada ataque de forma calculada y opte siempre por un equilibrio entre el riesgo y la precaución.
Pero incluso con una buena estrategia, es un juego difícil. Por eso es una buena idea jugarlo con amigos online. En grupo, la caza de monstruos es más fácil y más divertida. Y algunas armas y otros equipos tienen sentido solamente en grupo.
Técnicamente, el juego funciona bien, si bien no es el más bello del
mercado, ya que algunos colores son algo apagados y los efectos de
luz poco espectaculares. Pero las animaciones del personaje y sobre
todo de los monstruos son muy variadas y convincentes.
Fotos: dpa.
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