El nuevo juego de la serie Zelda rompe con las tradiciones: no hay largas explicaciones ni estructura fija. Deja libertad al jugador y se convierte en una aventura fascinante que quizás se transforme en un clásico moderno.
Un héroe con espada y escudo, una princesa y un reino lleno de monstruos. The Legend of Zelda, lanzado en 1986 para la consola Nintendo NES, está considerado como uno de los videojuegos de mundo abierto más populares y los mejores episodios de la serie, como Ocarina of Time, de 1998, incluso como modélicos.
Breath of the Wild, la nueva entrega, tira por la borda, sin embargo, casi todas las convenciones de la saga y crea así, paradójicamente, una excelente continuación. En vez de cansar al jugador con largos tutoriales, como en Skyward Sword o Twilight Princess, el nuevo Zelda lo lanza al agua helada.
A dónde se dirige el héroe Link y qué va a hacer es algo que debe decidir el jugador. Existe naturalmente una historia y tareas que realizar, pero Breath of the Wild no se lo está recordando al jugador. En vez de ello, le da total libertad y con pequeños comentarios se explican mecanismos del juego.
A nivel superficial, se trata de un juego relativamente sencillo de acción y aventuras. Link lucha contra monstruos, busca tesoros y resuelve acertijos. Pero eso es solo el comienzo, porque también puede cazar, domesticar caballos salvajes y aprender trucos de magia.
En todo eso, Breath of the Wild es sorprendentemente difícil. Quien no trace un plan para la lucha contra una banda de Goblins ya puede prepararse para morder el polvo. Porque incluso los adversarios más débiles pueden acabar con Link. Esto podría ser frustrante, pero no lo es, entre otras cosas porque el juego no penaliza la muerte del protagonista: no se pierde más que un poco de tiempo.
Y como el mundo del juego es tan enorme, los acertijos demasiado difíciles o los monstruos más peligrosos se pueden evitar.
A nivel técnico, el juego para Wii U y la nueva Nintendo Switch no puede competir con sus adversarios actuales de la Playstation 4, Xbox One o PC, pero en cuanto a creatividad no tiene nada que envidiar. El aspecto sencillo pero muy efectivo de dibujo animado crea hermosas imágenes.
En cuanto a los puntos débiles, hay que mencionar la rotura de armas y escudos. No es una mala idea que esto ocurra después de un par de combates, pero se pierde a menudo mucho tiempo innecesariamente en la selección en el depósito de armas. Y los menús para el equipamiento no son muy claros.
Algo muy positivo, en cambio, es que el mundo abierto de Nintendo no está tan sobrecargado de tareas como los de otros desarrolladores. Hay suficientes cosas para hacer, pero nunca da la sensación de que Link va cumpliendo listas de cosas pendientes, como en otros títulos similares como Far Cry o el último Dragon Age.
En vez de ello, en The Legend of Zelda: Breath of the Wild hay algo que escasea en los títulos más modernos: momentos de silencio en los que Link sencillamente vaga sin rumbo hasta encontrar precisamente entonces las aventuras más atrapantes.
El juego está calificado para mayores de 12 años.
FUENTE: Tobias Hanraths (dpa)
13 de abril de 2017
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