Por Barbara Roesler*
Con la llegada del siglo XXI, muchos avizoraban una pérdida paulatina y creciente del uso del papel. La cantidad de bosques que desaparecían para producirlo y el avance del entorno 2.0 eran las causas principales. Sin embargo hoy, en plena «era digital», los cuadernos volvieron al ataque, con propuestas innovadoras y de respeto del medio ambiente, y como alternativas que no buscan competir con las pantallas sino, por el contrario, complementarlas.
Empresas nacionales como Cuadernos Mucho, Musgo, Monoblock o Fuera de Serie se dedican a la producción de cuadernos, anotadores y blocks de notas con mucho éxito. «Mis cuadernos apuntan a un público amplio, que no está restringido a una banda etaria o sector social. Creo que mi público es aquel que encuentra en la belleza del cuaderno y en las posibilidades que brinda, algo que lo seduce, que lo invita a dejarle su propia impronta«, cuenta Silvana Aisemberg, dueña de Fuera de Serie-Arte en Papel.
Porque tener en las manos un block de hojas para crear no es lo mismo que escribir en un teclado. Siempre hay un plus que aportan los sentimientos, el corazón; un significado que va más allá de las meras palabras en Times New Roman. Y esto las diseñadoras de cuadernos lo saben. «Si bien es cierto que los adolescentes de hoy están muy conectados con la tecnología, hay muchos que aún encuentran en el cuaderno un objeto de placer. El poder tenerlo en las manos, tocarlo, olerlo y poderlo transformar es, aún hoy, algo que genera cierto encanto. Además, creo que forja un vínculo distinto con el objeto y una manera distinta de relacionarse con la propia producción», afirma Aisemberg.
Algo parecido busca transmitir Maricel Etchecoin, propietaria de Musgo, con sus productos. «Siempre el papel es una forma de expresión, de conexión con uno mismo», señala, al tiempo que agrega: «Mis productos son tímidamente nostálgicos y presentes, donde se conjuga esa idea de lo tradicional y permanente del papel con la inmediatez del mundo actual».
Etchecoin comenzó con este emprendimiento casi por casualidad, en un intento creativo por reciclar empapelado de paredes remodeladas y, al mismo tiempo, guardar en un objeto los recuerdos que éste ya atesoraba. «El tipo de papel utilizado surgió cuando me mudé de departamento y decoré la pared de mi habitación con papeles antiguos. Y con el remanente empecé a realizar blocks, anotadores, agendas», cuenta.
Con un público que va desde los 18 a los 40 años, Musgo ofrece un producto que intenta transmitir «belleza y utilidad».
«Si bien nunca fue planteado como objetivo puntual esto del lanzamiento de cuadernos en una época marcada por lo virtual, ahora que está en boga una vuelta a lo vintage, una revalorización de viejas épocas y de los viejos modos, le suma a mi emprendimiento. Pero mi objetivo inicial fue hacer amorosamente lo que me gusta, para que otros lo transformen luego, también amorosamente, con sus propias manos«, cierra Aisemberg.
*Especial para LunaTeen
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