Por Tobias Hanraths (dpa)
Desde la Antigüedad al futuro, prácticamente no hay ninguna época que no esté reflejada en algún videojuego, pero Far Cry Primal, de Ubisoft, parece haber encontrado terreno virgen: la Edad de Piedra en Europa Central.
Sin embargo, a pesar de esta importante novedad, a menudo la historia se parece mucho a las anteriores. Ocurre ya desde el inicio de la historia: el protagonista Takkar viaja rodeado de su clan, pero de pronto ocurre algo malo y el cazador se encuentra solo.
Poco después halla nuevos aliados que también luchan por la supervivencia. El sanguinario Ull lleva adelante una guerra con sus malvados guerreros contra los pacíficos Wenja. Por suerte, Takkar descubre que tiene unas capacidades muy especiales y de ese modo tiene una oportunidad de hacer frente a Ull.
¿Suena conocido? Pues sí, de la trama de Far Cry 3 y Far Cry 4 mezcladas. Y al igual que las historias precedentes, también el juego es como una colección de momentos que parecen un déjà-vu.
Takkar reúne plantas y otras materias primas para fabricar alimentos y medicinas y ataca a sus enemigos humanos preferentemente de forma sigilosa. Al tratarse de un juego de Ubisoft, no pueden faltar además todo tipo de cosas para coleccionar.
Pese a estos lugares comunes, el nuevos escenario resulta muy refrescante. Takkar no tiene por supuesto ni pistolas ni otro tipo de armas de fuego, sino que su arsenal consiste en mazas, lanzas y arcos.
En cualquier caso, el juego no es nada aburrido, porque como «señor de las bestias» Takkar cuenta con el apoyo de los animales. Una vez amansados, aprovecha a lobos, osos o leopardos contra sus enemigos. Y una lechuza le sirve para realizar incluso vuelos de reconocimiento.
La lucha contra los animales tiene, sin embargo, a la vez un importante papel en el juego, mucho más que en las anteriores entregas. Desde el peligroso felino a la cría de mono, Takkar tiene que matar a muchas criaturas, algunas en defensa propia y otras para quedarse con sus pieles y construir así nuevas herramientas. Debido a las imágenes y sonidos muy realistas, a veces resulta un tanto de mal gusto, sobre todo con los inofensivos herbívoros. Far Cry Primal no es por tanto un juego para amantes de los animales, pese a que el protagonista sea un «señor de las bestias».
Es muy agradable, en cambio, lo seriamente que se han tomado los desarrolladores de Montreal el diseño del escenario. Por ejemplo, Takkar y sus compañeros no hablan inglés ni español, sino una lengua llamada proto-indogermánico, es decir, lo que en opinión de los lingüistas podrían haber hablado de verdad los seres humanos hace unos 10.000 años. Por suerte hay subtítulos.
Más importante que nunca es en esta versión de la saga el tema de la lucha por la supervivencia. Takkar no puede comprar o recolectar nuevas armas, sino que tiene que construirlas. Para una salida a las montañas necesita, por ejemplo, pieles para no morir de frío. Y si por la noche no cuenta con antorchas, se convierte en víctima fácil de los depredadores.
La tecnología permite que haya siempre nuevas sorpresas: los valles, bosques, pantanos o glaciares de la Edad de Piedra ofrecen panorámicas espectaculares, llenas de color, y también impresionan los rostros de los amigos y adversarios de Takkar. Otros aspectos no son tan positivos: en los combates de varios personajes y animales entre sí se produce rápidamente un cierto caos a nivel gráfico.
Far Cry Primal no cuenta con un modo multijugador y está recomendado para mayores de 16 años. A uno precio de unos 70 euros (u$s75) está desarrollado para Xbox One, PlayStation 4 y PC.
FUENTE: dpa
10 de marzo de 2016
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