En una entrevista con la revista GQ que saldrá en la edición de febrero, Zendaya repasa un poco de lo que vivió durante la cuarentena, habla de sus gustos y de los trabajos que tiene entre manos.
Zendaya Maree Stoermer Coleman (eliminó el resto de su nombre al comeinzo de su carrera porque pensó que sonaba genial, como Prince y tenía razón) habló con la publicación mientras estaba viviendo en Atlanta, durante la filmación de la nueva Spider-Man. Además de trabajar, alquilaba una casa, socializando dentro de un pequeño círculo que incluye a su asistente y sus coprotagonistas.
Agradecida por volver a trabajar después de la suspensión del rodaje de la segunda temporada de Euphoria, el drama de HBO, y Dune, la peli de ciencia ficción que protagoniza junto a Timothée Chalamet, postergó su estreno para octubre: “Fue la primera vez desde que tenía 13 años que no volví a hacer algo– dice Zendaya y reconoce que el encierro la golpeó fuerte como lo hizo-. Me siento más como yo cuando estoy trabajando. Sentí que, cuando no estaba trabajando, mis poderes se habían ido y pensé, ‘¿Quién diablos?’. Realmente no sabía quién era y qué me hacía feliz. Que me gusta hacer? Qué más puedo hacer? Cual es mi valor? ¿Cuál es mi propósito ahora?». Acaso no son las preguntas que se hacen todos los jóvenes en un momento como el que vivimos en el 2020?
En septiembre pasado, rodeada de su familia y transmitiendo en vivo desde una ceremonia apropiada en casa, Zendaya se convirtió en la mujer más joven en ganar un Emmy como actriz principal en un drama. Esa noche durmió con la estatuilla junto a su cama. «¡Ni siquiera voy a mentir! Fue agradable darse la vuelta y verla. Es guapa. Simplemente hermoso. ¡Brillante! -reconoce la actriz y cantante-. Se siente como un reconocimiento de que tal vez no somos como ese pequeño programa loco con los niños locos». Como estrella de cine, como veinteañera, dice que todavía está tratando de superar la timidez infantil que solía definirla: “En esta industria, tuve que aprender a hablar de trivialidades porque supongo que me mostraría fría con la gente si no supiera cómo iniciar una conversación. Recuerdo que mi estilista me dijo: ‘Te ves un poco fría. La gente piensa que sos mala porque no hablás ‘, cuando en realidad estaba demasiado nerviosa».
Ahora, a los 24, todavía está creciendo y se dirige hacia una versión más completa de sí misma, tanto como artista como como persona, y está aprendiendo a manejar las expectativas. Parte de eso es tener poco más de 20 años: sentirse empujada y atraída en un millón de direcciones diferentes.
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